domingo, 21 de junio de 2009

El SUICIDIO

Buscando alguna documentación terrenal al respecto del suicidio, nos encontramos con dos posturas, la del rechazo y la de aquellos que piensan que es un derecho, un derecho ejercido sobre la propia vida.

El suicidio es un tema difícil, pocas veces se explica lo que espiritualmente le sucede al alma, cuando una persona ha decidido acabar con su existencia física. También es duro para los familiares y amigos el enterarse que alguien cercano los ha “dejado” por voluntad propia y muchas veces van en contra de Dios o de la espiritualidad, olvidando que es ese el momento en que más necesita ayuda esa alma.

Pueden existir muchas tipificaciones de suicidio, entre ellas:

“Suicidio altruista”, en esta clase se clasifican a aquellas personas que por honor a su patria o su preferencia política, se quitan la vida, recordemos a los llamados pilotos suicidas.

“Suicidio egoísta”, aquel que sólo pensando en si mismo, atenta contra su vida. Como aquel que recibe la noticia que su pareja quiere terminar con el noviazgo, o aquel que piensa que su situación económica ya no puede estar peor. Estas personas sienten que ya no hay mayor sufrimiento que el que ellos están padeciendo.

“Suicidio por inconsciencia”, aquellos que perdiendo la razón de vivir, prefieren acabar con su existencia pensando que con ello encontrarán el descanso o se reencontrarán con seres queridos que ya han muerto. Por ejemplo, una madre que sufre la muerte de un hijo y siente que no tiene sentido seguir viviendo. Suele confundirse esta clasificación con la del suicidio egoísta, sin embargo en esta categoría se pierde la capacidad de pensar y analizar la situación.

“Suicidio por influencia de la mente colectiva”, en esta clasificación encontramos a aquellos líderes de sectas que inducen mentalmente a sus seguidores a suicidarse en masa. Recordemos el caso comentado en Revelación en su número 15, sobre la secta “Puerta del cielo”, donde su líder Marshall Herff Applewhite indicó a sus seguidores que harían un viaje en una nave espacial que venía tras el cometa Hale Bopp y que para abandonar el planeta debían hacer un rito previo a la auto eliminación.

“Suicidio por violencia psicológica”, en este caso encontramos a aquellas personas que sienten socavado y anulado su carácter y confianza en el yo individual por influencia de terceros. El exceso de crítica mal intencionada, la envidia y los celos por las aptitudes de una persona que se destaca ante el resto, puede originar la violencia psicológica que termina desencadenando un estado depresivo en la persona agredida.

Pero, más allá de todas estas causas qué significa suicidarse. Suicidio viene del latín sui, de sí mismo y cœdĕre, matar. Matarse a sí mismo. Es una voz semejante a la de homicidio.

Pensemos en aquellas posturas que indican que este acto es parte de un derecho, el derecho de manejar la propia vida. En efecto, cada persona goza de Libre Albedrío, haciendo hincapié que el Libre Albedrío es sólo el acto de escoger entre dos alternativas, teniendo en cuenta que cualquiera de las dos atraerá consecuencias, kármicas o dármicas, positivas o negativas para el alma.

Uno de los Diez Mandamientos dados a Moisés, nos dice: “no matarás” y esto no sólo está señalado para quienes quieren atentar contra la vida de otra persona, sino también contra la propia. Más aún, Jesús el Cristo dijo: “Amaos los unos a los otros” y esto también se refiere al Amor a sí mismo. Cada uno, encarnado en la Tierra, posee un cuerpo físico que es creado por la Fuente Divina para ayudar al alma a evolucionar y por lo tanto es el administrador de esa sustancia material y no propietario de la misma. Esto está registrado en la conciencia individual, en el alma de cada ser, y es justamente esta la que no permite que aquel que se suicide tenga el ansiado descanso que buscaba. Es el sentimiento de culpa, y el de no perdonarse a sí mismo por la falta cometida.

El caso de aquellos que terminan con su vida por altruismo, egoísmo, inconsciencia o violencia psicológica, no encuentran el honor o la paz anhelada porque sus almas sienten el peso de la culpa de lo que han hecho y crean su propio infierno después de muertos. Recordemos que todo es mental, el Creador es Mente, por lo tanto todo lo que existe en el Universo fue Creado por acción de la Mente Divina. Del macro al microcosmos, cada ser humano es un creador mental.

En el cerebro, en una dimensión paralela a la física, se halla el alma, una micro estructura atómica divina magnética, que encarnada en un cuerpo físico atrae y contiene energías de experiencias positivas o negativas que la propia persona ejecuta en su diario vivir. Cuando el feto se está desarrollando en el vientre materno, al mismo tiempo se está creando el huevo álmico, una estructura que mantendrá al alma anclada en el cuerpo físico, mientras este viva. Cuando sobreviene la muerte natural, este huevo se abre y deja que el alma abandone al vehículo corporal, atrayendo hacia sí los centros vitales o chakras energéticos. En el caso del suicidio el huevo álmico se quiebra abruptamente y el alma permanece en una inconciencia, recordando en forma de culpa el acto de eliminar la vida de su cuerpo físico.

Sorprendentemente real nos pareció el film “Más allá de los sueños”, donde uno de sus protagonistas al sentirse abandonada por sus hijos y esposo, muertos en accidentes automovilísticos, decide terminar con su existencia. Sin embargo, al morir ella vive un eterno sufrimiento en un lugar mental lúgubre, del cual no puede salir por si misma a causa de su inconsciencia y de su estado permanente de culpabilidad. La falta de amor por sí misma permanece después de muerta, empeorada por la acción que cometió. Difícilmente puede reencontrarse con sus seres queridos, ya que mientras se encuentre en ese estado de aturdimiento álmico, su mente se abstrae de lo real. Finalmente, es el Amor el que puede romper con esa creación mental de sufrimiento prolongado.

Es importante aclarar este punto, más allá de lo que se crea o no, los planos espirituales y las Leyes Divinas existen. El suicida no encuentra la paz que anhela después de muerto, sino que aumentan sus pesares y es por eso que ante el deseo de cortar con la existencia es recomendable hablar con otros sobre ello y buscar apoyo. Es un mito pensar que las personas suicidas están decididas a morir, ellas están indecisas entre seguir viviendo o morir y generalmente lo indican a través de algunos indicios que proporcionan a los demás, les hacen saber el estado en qué se encuentran. Muchas veces hablar sobre el tema puede ayudar a la persona que está considerando este acto, muchos se sienten aliviados cuando pueden confesar un secreto que piensan es inconfesable. El enseñar lo que ocurre en el otro plano de vida más allá de la muerte es fundamental para aquellos que sienten el deseo de no seguir viviendo.

En la Tierra existe un plano al cual se le denomina astral, es allí donde pululan diferentes almas de desencarnados. Algunas de estas manifestaciones pueden observarse en casas o lugares donde se manifiestan fenómenos llamados paranormales. Seres que producto de diferentes culpas de alma o ataduras mentales, permanecen sujetos al astral de la Tierra. Algunos pueden ver a los vivos, pero no pueden conversar, ni hacerse visibles ante ellos, a menos que existan una serie de condiciones energéticas temporales que se lo permitan. Los suicidas permanecen atados a este plano, donde no existe luz, ni alegría.

En este punto de la lectura, surge la interrogante de quienes han sufrido la muerte voluntaria de algún familiar o ser querido y sabiendo dónde se encuentran atrapados, quieren ayudarlo para que logre “despertar” de su aturdimiento álmico.

Una ayuda invaluable es la que realiza el Arcángel Miguel, defensor de la Fe y quien posee el Poder del Padre Madre Creador para ingresar a los planos astrales a rescatar almas atrapadas en lo que se piensa es el purgatorio. La oración genera Luz y esa Luz es recibida por el alma que está atrapada, mientras más sentida y verdadera sea la oración dirigida al alma desencarnada, en nombre del Arcángel Miguel, más pronto ésta recibirá la ayuda que necesita.

¿Por qué el Arcángel Miguel no actúa inmediatamente después que el suicida ha muerto, rescatándolo del astral? Porque el ser se encuentra sumido en su propia cárcel mental de auto culpabilidad y es por eso que se le llama el sueño paralizante del alma. La oración que realizan los que están encarnados, genera la Luz que necesita el alma para despertar y por sobre todo perdonarse a sí mismo. Es muy cierto pensar que al final, somos nosotros mismos los jueces de nuestros actos.

¿Dónde estuvo Dios Luz cuando el ser se quitó la vida? Dios es Amor, y siempre está con cada uno de nosotros, sin embargo El creó las Leyes Universales que rigen la Creación. Dios Luz no puede violar sus propias Leyes, y una de ellas es la Ley del Libre Albedrío. Por Libre Albedrío el suicida determina quitarse la vida, y por Libre Albedrío, efecto de su culpabilidad, decide recrear su propio infierno en el astral. Así mismo, por Libre Albedrío decidirá perdonarse y darse una nueva oportunidad y de esta forma, el Arcángel Miguel podrá sacarlo del lugar en donde se encuentra y llevarlo a un plano de preparación espiritual.

La Verdad os hará libres, decía Jesús el Cristo. La Verdad es el conocimiento de lo que ocurre en los planos visibles e invisibles de la Creación. El tener un cuerpo físico en la Tierra es una oportunidad que da el Creador para perfeccionarse y avanzar en la evolución, siempre existe un camino, sólo hay que buscarlo.

A veces la persona se encuentra tan sumida en su desesperanza que no logra ver más allá. En el áfrica unos indígenas cazan a los monos de una manera muy singular. Para capturarlos hacen unos pequeños orificios en el suelo donde cabe la mano abierta de este primate. Adentro del orificio echan un fruto, que resulta ser su alimento favorito. Cuando el mono mete la mano y luego la cierra apretando el fruto, no puede sacarla del orificio y aunque vea que vienen los cazadores, no abre la mano para huir. Tan simple como soltar el fruto y sacar la mano.

Una noche tuve un sueño, soñé que moría y que otras personas trataban de ayudarme, pero nadie lograba hacerlo. De pronto una persona se acercó a mi, y ante mi asombro me di cuenta que era yo misma viva parada frente a mi que estaba muerta. Después mi yo vivo me daba respiración de boca a boca y me resucitaba. Sabio sueño, somos nuestros propios hálitos de vida, quienes podemos tomar conciencia o quienes podemos vivir en un eterno aturdimiento del alma.

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